El Fruto de Nuestro Sacrificio de Cuaresma

Dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores

La doctrina social católica nos guía en nuestras vidas y trabajos. En este principio, Dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores, recordamos que Jesús pasó años trabajando como carpintero. El trabajo es importante ya que ayuda a las personas a expresar sus talentos y potencial. Las personas deben recibir un salario justo por el trabajo que hacen, para que puedan mantenerse a sí mismos y a sus familias.

 

“La Eucaristía es el sacramento del amor por excelencia. Cristo se ofrece a sí mismo y se parte por nosotros y nos pide que hagamos lo mismo para que nuestra vida se convierta en pan que alimente a nuestros hermanos”. –Papa Francisco

Durante su vida terrena, Cristo, el Pan de Vida, alimentó multitudes y hoy, continúa haciéndolo a través de la Eucaristía. Esta Cuaresma, reflexionamos sobre cómo la Eucaristía nos une con Dios y con los demás como miembros del cuerpo de Cristo; y sobre el llamado del Señor a reconocerlo en nuestros hermanos.

Vimos a Cristo en Uganda, a través de Adolf y Florence, quienes aprendieron nuevos métodos agrícolas para poder alimentar a su familia y ayudar a sus vecinos a tener mejores cosechas. Podemos imaginar cuánto se alegró Jesús cuando Adolf dijo: “Veo que mis hijos están felices porque están bien alimentados”.  

 

Vimos a Cristo en El Salvador, en la familia de Sandra y Santos Amaya. Al igual que los miembros del cuerpo de Cristo, cada miembro de la familia Amaya contribuye en el hogar con sus propios dones. Vimos a Cristo en los sacrificios que hace Sandra para que su familia y su comunidad prosperen: desde aprender a criar gallinas hasta viajar largas distancias para recibir capacitación que le ayude a ella y a sus vecinos.

Vimos a Cristo en Indonesia, por medio de Evita y su grupo de preparación para desastres. Juntos, ayudan a mantener segura a su comunidad durante los desastres naturales, los cuales son cada vez más frecuentes y destructivos debido al cambio climático. También vimos a Cristo en la labor del grupo al cuidar un huerto comunitario que provee a sus familias de alimentos nutritivos incluso en emergencias.

Durante este tiempo santo, también hemos visto a Cristo en ti: en tus oraciones, sacrificios y limosnas. Al acercarse la Semana Santa, reflexionemos sobre la Eucaristía como el sacramento de la unidad que enciende en nosotros el deseo de salir de nuestra zona de confort y ser las manos de Jesús para cuidar de nuestro prójimo. Imitemos a Cristo quien se ofrece por nosotros en la Cruz y en la Eucaristía, y entreguémonos generosamente para defender la dignidad de nuestros hermanos en todo el mundo.

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