Martes, 23 de febrero

CUARTA ESTACIÓN: Jesús se encuentra con su madre

“Simeón los bendijo y le dijo a María …‘A ti misma una espada te atravesará el alma. Por este medio, sin embargo, saldrán a la luz los pensamientos íntimos de los hombres.’” (Lucas 2,34–35)

¿En que estaría pensando María, de pie en medio del sufrimiento, mirando a su hijo? ¿Qué dolor debe haber tenido en su corazón? ¿Cuánta incertidumbre? Y, sin embargo, sabemos que ella siguió a Cristo hasta el final y más allá, estando presente a sus amigos, reconfortándolos en su temor, alentándolos a medida que crecía la joven Iglesia. El deseo de María de amar y servir a Dios superó el sufrimiento que encontró.

Qué apropiado, entonces, que somos invitados a considerar la vida de Hongkham, una madre en Laos que hace sacrificios por sus hijos. Aquí, también, vemos a una mujer, motivada por el sufrimiento de su familia para actuar por el bien mayor. No sólo su amor por la cocina significa la diferencia entre el hambre y estómagos llenas para su familia, sino que también significa que los niños de la comunidad en general no irán a la cama con hambre tampoco.

¿Cómo respondemos al sufrimiento de los demás, ya sea en nuestra familia inmediata o en nuestra familia mundial? Miremos a María y el ejemplo que ella establece para nosotros al encontrarse con Cristo mientras él carga su cruz.