Jueves, 3 de marzo

SÉPTIMA ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez

“Aquel de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra.” (Juan 8,7)

Hay una gran tentación de ignorar a los pobres de nuestro mundo al asumir que su situación es una de su propia creación. Algunos pueden razonar que la pobreza viene de la pereza, la ignorancia o la incapacidad para aprovechar las oportunidades. Pero esto es una salida fácil. Asignamos la culpa a otra persona para escapar de la culpabilidad. Nos alejamos de una situación que creemos que es distante de la nuestra. Nos bloqueamos de las luchas reales, las historias personales y los retos actuales de los individuos y comunidades que encontramos.

Vemos que alguien ha caído, y olvidamos que nosotros, también, con la misma facilidad podemos tropezar y encontrarnos boca abajo en el suelo.

En Ruanda, nos encontramos con Odette, quien, incluso antes de que nazca su hija, comienza a planear para la salud de su bebe. Ella sabe con qué facilidad un niño puede caer en la enfermedad, la mala alimentación o peor. Y ella sabe que lo que quiere para su hija es más: oportunidad de prosperar y crecer.

Mientras reflexionamos sobre esta historia, haríamos bien en reflexionar sobre todas las madres y niños que con tanta facilidad caen en la pobreza, la miseria, situaciones imposibles. ¿Cuál es nuestra responsabilidad con estas familias? ¿Cómo mantenemos nuestro compromiso “vientre hasta la tumba”, asegurando que los que caen son ayudados a levantarse de nuevo y facultados para seguir adelante?