Viernes Santo, 25 de marzo
EL SEPTIMO DOLOR DE MARÍA: Jesús es colocado en el sepulcro
Después de esto, José de Arimatea le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Con el permiso de Pilato, fue y retiró el cuerpo. También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, llegó con unos treinta y cuatro kilos de una mezcla de mirra y áloe. Ambos tomaron el cuerpo de Jesús y, conforme a la costumbre judía de dar sepultura, lo envolvieron en vendas con las especias aromáticas. En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que todavía no se había sepultado a nadie. Como era el día judío de la preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
— Juan 19,38–42
María, madre y discípula:
Sabemos cómo termina la historia-en 3 días, Jesús se levantó de los muertos, trayendo la salvación para todos. Sin embargo, María no sabía, y ella perseveró de todos modos. Enterró a su hijo y luego siguió con su trabajo, consolando a sus amigos, a pesar de su tristeza.
María es un ejemplo de esperanza llena de fe, el tipo de esperanza que debemos cultivar en nuestra propia vida mientras esperamos y trabajamos por el reino de Dios.
Preguntas para guiar su reflexión:
- ¿Cuando me ha sorprendido Dios, tomando lo que yo consideraba un fracaso y convirtiéndolo en un gran éxito?
- ¿Cómo puede el ejemplo de María ser una inspiración para mi propio trabajo, especialmente en lo que busco edificar el reino de Dios en la tierra?