Jueves, 18 de febrero

TERCERA ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez

“Ahora mi alma está turbada. ¿Diré acaso: Padre, líbrame de esta hora? ¡Si precisamente he llegado a esta hora para enfrentarme a todo esto! Padre, ¡da gloria a tu Nombre!” (Juan 12,27–28)

¿Cuántos de nosotros conocemos a alguien que ha caído—caído en tiempos difíciles, en dificultades en una relación, en un momento de duda y desafío? ¿Cuántos de nosotros nos encontramos en un momento así?  Sin embargo estos momentos, estas dificultades, nunca son sobrellevadas en vano.  Todas las cosas, si les permitimos, tienen el potencial de conspirar juntas para la mayor gloria de Dios.

María y su familia sin duda cayeron en tiempos difíciles después de haber sido obligados a abandonar su tierra natal en Colombia. Todo parecía perdido. Sin embargo, lucharon para recuperarse y, al hacerlo, descubrieron una nueva pasión, una habilidad desconocida. Ahora, son productores de café exitosos, y María está en la escuela para avanzar en este nuevo amor.

No es la voluntad de Dios que caigamos, pero, cuando inevitablemente lo hacemos, a cada uno se nos da esa oportunidad—ese momento de elegir—levantarse de nuevo, mirar alrededor y hacer una evaluación de nosotros mismos y de nuestras vidas. ¿Dónde está trabajando Dios, incluso en aparente oscuridad? Miramos a Jesús, quien, a pesar de que cayó, se levantó y siguió caminando. ¿Cómo podemos ayudar a los que encontramos a hacer lo mismo? ¿Cómo podemos seguir adelante nosotros mismos?